25 de Octubre, 2024
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Economía

Prestar atención al endeudamiento

Los gobiernos argentinos han hecho de la recurrencia al Fondo Monetario Internacional una añeja costumbre tan sencilla como manejar las cuestiones Financieras con ligereza

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Gracias al aumento de la deuda pública, cada uruguayo debe 7.445 dólares, el máximo de todo el continente. Después le sigue Brasil con 6.544, Argentina con 5.581, Panamá con 5.331 y Costa Rica con 5.080 para completar los 5 primeros.
 
AMERICA LATINA - Los países con  mayor  deuda externa   El Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó recientemente su preocupación por el alto nivel de endeudamiento a nivel mundial, que ha alcanzado un récord histórico. Sputnik presenta cuál es la situación de la deuda externa en la región.
 

El nivel de deuda se ubica para 2016 en 164 billones de dólares, “el equivalente a 225% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial”. En los últimos 10 años, aumentó “marcadamente” tanto en el sector público como el privado, un hecho que según el organismo multilateral de crédito “limita la posibilidad de los gobiernos de apuntalar la economía en caso de una desaceleración o crisis financiera”.

“El mundo está un 12% más en deuda de su PIB que en el pico anterior de 2009, con China como una fuerza motora”, precisa el informe de Monitor Fiscal de abril de 2018.

El verdadero drama es el de las economías avanzadas, en parte debido a las bajas tasas de interés. Para 2017, la deuda en la zona euro estaba en el entorno del 71% del PIB; en EEUU en 82,3%; y en Japón en el 153,3%.

Estos países presentan un nivel medio de 105% del PIB, un hecho inédito desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

En América Latina en su conjunto, el endeudamiento de los Gobiernos alcanzaba al 29,4% del PIB en 2012, pero en 2017 se elevó a 43,3%. Se proyecta que para 2023 se ubique en 52,7%.

“Es importante notar que las grandes deudas y déficits limitan la habilidad de los Gobiernos de implementar ante una crisis una política fiscal fuerte, de modo de apuntalar a la economía”, indica el FMI en su informe.

“La experiencia histórica demuestra que una postura fiscal débil aumenta la profundidad y la duración de una recesión —como luego de una crisis financiera—, porque los Gobiernos no alcanzan a desplegar una política fiscal suficiente para apoyar el crecimiento”, agrega.

Por eso, “crear espacio fiscal para maniobrar es especialmente relevante”, en un contexto en el que la deuda del sector privado está en “picos históricos” y en aumento. La situación actual pone a algunos países en riesgo de un desendeudamiento “abrupto y costoso”.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en la región  los últimos años “los datos muestran una disminución del peso del sector gubernamental y el aumento del correspondiente al sector financiero y su fuerte presencia como emisor de valores internacionales” en todo el mundo.

“En el caso de América Latina y el Caribe el sector corporativo no financiero se ha convertido en el emisor de valores más importante después del gobierno. El aumento de la participación de las economías empobrecidas en el mercado de bonos ha contribuido a aumentar su nivel de endeudamiento”, apunta la entidad.

En este panorama, Sputnik  presenta cuáles son los 10 países con más deuda externa de América Latina, tanto en el sector público como el privado. Estas cifras están basadas en el Estudio Económico de América Latina y el Caribe de la CEPAL para 2016.

1. Brasil

El gigante suramericano presenta una deuda de 321.297 millones de dólares: públicos son unos 130.274 y privados, 191.023 millones de dólares.

2. México

La nación con mayor número de hispanohablantes del mundo debe 313.605 millones de dólares: 180.986 son del Estado y 132.619 corporativos.

3. Chile

El país andino debe 163.789 millones de dólares: 35.309 es del Estado y 128 480 de privados.

5. Argentina

La deuda es de 156.043 millones de dólares: 95.304 es pública y 60.739 privada.

6. Venezuela

Caracas debe pagar un total de 151.007 millones de dólares: 132.156 públicos y 18.852 privados.

7. Colombia

Los acreedores de Bogotá tienen 119.976 millones de dólares a cobrar: 71.308 al Estado y 48.668 a particulares.

8. Perú

La deuda de Perú es de 74.651 millones de dólares: 29.623 emitida por el Estado y 45.028 contraída por privados.

9. Ecuador

La cifra adeudada se sitúa en 34.153 millones de dólares: 25.680 estatales y 8.473 privados.

10. Costa Rica

Esta nación centroamericana tiene deuda por 26.437 millones de dólares: 10.728 son públicos y 15.709 de empresas.

·        En términos relativos, la posición cambia sustancialmente:

1. Panamá:

La deuda externa equivale al 35,5% del PIB, una cifra que ha disminuido desde el 2008, cuando se ubicaba en 38,4%.

2. Uruguay

El dinero que Montevideo debe al extranjero ha fluctuado en los últimos años entre los actuales 28% del PIB, con un mínimo de 19,6% en 2012.

3. Chile

La mayor parte de la deuda a no residentes es privada, pero en total equivale a un 25,2% del PIB, en franco crecimiento en comparación a los 7,2% de 2008.

4. Perú

Este país tiene acreedores fuera de fronteras a quienes debe un 23,2% del PIB, que ha ascendido gradualmente a partir del 8,1% de 2008.

5. El Salvador

La nación centroamericana se posiciona con 23% del PIB como pasivo ante el extranjero, también incrementada levemente cada año desde 2008 (15,8%).

6. Venezuela

Caracas aumentó su deuda a tenedores de otros países del 11,2% del PIB en 2008 a los 21,7% de 2016.

7. México

En 2008, México tenía que pagar 5,7% de su PIB al extranjero. En 2016, la cifra se ubicó en 18%.

8. Colombia

En el período 2008-2016, la deuda externa colombiana aumentó del 7% al 16% del PIB.

9. República Dominicana

En 2008, esta nación insular adeudaba 3% de su PIB. En 2016, era un 14%.

10. Costa Rica

El país adeudaba en 2016 13,6% de su PBI a acreedores en otros países. Más de dos veces el porcentaje de 2008 (5,4%).    
 

POR QUE ACUDIR AL FMI, LA ÚLTIMA INICITIVA DE MACRI EN ARGENTINA?

Las siglas "FMI" tienen un valor especial en Argentina. Se leen en grafitis, en poemas, en las mesas de bares de mala muerte.

Son las iniciales del Fondo Monetario Internacional, una organización global de 189 países creada en los años 50 para promover "la estabilidad financiera y la cooperación monetaria internacional".

Este martes, el presidente argentino, Mauricio Macri, anunció en un escueto mensaje por televisión que su gobierno va a iniciar conversaciones con el FMI "para que nos otorgue una línea de apoyo financiero".

Los profundos desbarajustes de la economía argentina quedaron en evidencia durante la última semana, cuando el peso se desplomó debido a una fuga de capitales hacia Estados Unidos.

 

En solo una semana, el peso argentino perdió 15% de valor, las tasas de interés tuvieron que ser subidas a 40% y el Banco Central perdió casi US$5.000 millones de sus reservas en un intento de contener al dólar.

En un momento de fugas, el país, cada vez más dependiente del financiamiento externo, necesitaba una inyección de capital para mantener la estabilidad.

 

Por eso Macri -que atribuyó la turbulencia al contexto internacional y al "desastre" heredado del gobierno de Cristina Kirchner- acudió a la receta menos deseada, aquella que su ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, descartó hace apenas un año.

UNA HISTORIA DE FRACASOS.

Argentina es un país con gran conciencia histórica. Por cómo es su clase media y por una sucesión de eventos traumática, es raro conocer a un argentino sin una opinión formada y vehemente sobre lo que ocurrió en el pasado.

Por eso el FMI, que ha sido protagonista de los peores episodios de la historia económica argentina, es un concepto de conocimiento popular.

"Acudir al FMI se ve como humillante, como terrible, como bajarse los pantalones", le dice a BBC Mundo el politólogo y ensayista Vicente Palermo.

"En principio, yo te diría que esa idea sigue en pie en una parte importante de la población".

 

En 2006, durante el gobierno peronista de Néstor Kirchner, Argentina pagó toda su deuda con el FMI y desde entonces se había logrado mantener su independencia del organismo multilateral de crédito.

Desde los años 50, Argentina ha acudido al FMI cinco veces. Nunca los resultados fueron del todo satisfactorios, porque las recetas impuestas por el organismo no funcionaron. Y nunca se supo con certeza qué pasó con el dinero prestado.

En el 58, por ejemplo, pocos años después del gobierno populista y nacionalista de Juan Domingo Perón, el acuerdo del radical Arturo Frondizi con el FMI tenía pautas secretas como vender empresas estatales, despedir a 15% de los empleados públicos y congelar los salarios.

El resultado: "Una brusca devaluación, una fuerte caída del Producto Interno y una crisis política que terminó con el golpe (de Estado en 1962)", recuerda el historiador de la economía Mario Rapoport.

Otro episodio con protagonismo del FMI incrustado en la memoria de los argentinos es el del sangriento régimen militar de los años 70 y 80, parcialmente financiado y apoyado por Estados Unidos, que dejó hasta 30.000 disidentes desaparecidos.

 

Argentina sigue sin saber qué pasó con préstamo que el FMI dio a la Junta Militar, pero lo que sí quedó registrado fue la hiperinflación a finales de los 70 que luego hizo inviable la continuidad del gobierno militar.

La última escena de esta historia de terror fue en 2001.

 

Tras una política económica de apertura y dependencia del financiamiento externo bajo el gobierno de Carlos Menem en los años 90, el déficit volvió a ser crítico y el presidente Fernando de la Rúa tuvo que llamar al FMI.

"Quisieron rescatar un programa de ajuste y los fondos de rescate (40 mil millones) no sirvieron para nada, porque se fueron de inmediato. No se paró la crisis, sino que se profundizó", asegura Rapoport.

El resultado: se dispararon la inflación, la pobreza y la protesta social, que en diciembre de 2001 fue reprimida con un saldo de 39 muertos.

 

"En la mente del argentino, cuando se habla de FMI, hay una suerte de sello que garantiza un final catastrófico", dice a BBC Mundo Claudio Lozano, exdiputado y economistA

¿Se repite la historia?

La pregunta que los argentinos se hacen ahora es por qué esta vez, bajo la conducción de un exempresario de centro derecha, la historia va a ser diferente.

Como todo préstamo del FMI, Argentina tendrá que realizar cambios que achiquen el tamaño del Estado y, al final, quiten beneficios a una de las poblaciones más dependientes del gasto público en la región.

"En este punto de las conversaciones (qué condicionamiento impone el FMI) no hemos hablado de los detalles, lo que sí tenemos que tener en cuenta es que es un FMI muy distinto al de hace 20 años", dijo el ministro Dujovne en una rueda de prensa.

Muchos achacan al FMI no haber previsto la crisis financiera global de 2008. Desde entonces, la organización ha intentado reinventarse y ampliar los marcos de pensamiento económico bajo los cuales aconseja a los países.

Varios informes del FMI, publicados tras 2008, proponían dar más espacio al control de cambios para prevenir las devaluaciones traumáticas y al Estado como motor de crecimiento y empleo.

 

Sin embargo, los observadores coinciden en que, en la práctica, el FMI ha seguido con su modelo de austeridad para responder a las crisis.

"Mira lo que pasó en Grecia recientemente. Intervino el FMI, pagaron las deudas y el país se hundió en el desempleo y la pobreza", asegura Rapoport, que a sus 50 años de carrera académica ha escrito varios ensayos académicos sobre el FMI.

"No hay ninguna razón concreta que permita pensar que este es un FMI distinto", concluye.

Los argentinos suelen decir que su historia es cíclica: que pasan del caos al orden, de la abundancia a la escasez, del proteccionismo al neoliberalismo, cada 10 años.

Para muchos, sobre todo en una oposición que está desarticulada y necesita un discurso de unidad, el anuncio de Macri este martes es la antesala de una nueva crisis.

Algunos opositores incluso compartían un video en el que Fernando De La Rúa, el último presidente que acudió al FMI, decía que "2001 será un gran año para todos".

 

No lo fue. "Y está pasando", titulaban los antimacristas.

Fuentes: El País de Montevideo / BBC Mundo /Sputnik /Redacción