06 de Febrero, 2024
Radio Mercosur
Política

Relación de Argentina con los países vecinos

Uno por uno, los cruces que en dos años de peronismo-kirchnerimo gobernando la Argentina tuvo con Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay

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Durante este gobierno - El doble uso del término de no injerencia en los asuntos internos de otros países.
 
El próximo 16 y 17 de diciembre, Alberto Fernández, debe viajar a Brasilia para su primera cumbre presencial de presidentes del Mercosur y países asociados. Será el primer encuentro presencial, grupal y a solas con Jair Bolsonaro.
 
Para entonces habrán pasado dos años desde que Fernández asumiera su mandato y no hubo relación con el brasileño, de vínculos difíciles adentro y afuera de su país, pero quien ha querido finalmente reunirse con su par argentino, que le ha sido esquivo.
 
 
Pero en esa cumbre de diciembre también quedará al desnudo la política exterior argentina que, como en el episodio que acaba de protagonizar el embajador en Santiago de Chile, Rafael Bielsa, mantiene un nivel alto de conflictividad con sus vecinos.
 
A continuación un recuento de los principales problemas con los países limítrofes del Gobierno:
 
- En los comienzos de la cuarentena, Fernández señaló que su gobierno manejaba mejor la pandemia que Chile, Suecia, Paraguay, entre otros. Las autoridades vecinas y los suecos refutaron esos números.
 
- En enero de 2021, Alberto Fernández viajó especialmente a Chile para aliviar sus tensiones con Sebastián Piñera, pero estas no cesaron.
 
- En las cumbres del Grupo de Puebla -un lugar de encuentro de la izquierda latinoamericana donde el argentino es el único mandatario en ejercicio que participa-, el asesor del presidente Marco Enriquez Ominami lograba que el Presidente hiciera declaraciones en favor del socialismo chileno, actualmente en la oposición. Ello generó irritación en el gobierno de la centroderecha vecina. 
 
- Si el derechista José Antonio Kast es elegido presidente en diciembre, probablemente el embajador Bielsa, que lo trató de “antiargentino” entre otros epítetos, debería volver a Buenos Aires.
 
- Bielsa provocó además la ira vecina por su aparición reciente en una audiencia en defensa del líder de la Resistencia Ancestral Mapuche, Facundo Jones Huala, que cumple prisión allí por varios ilícitos.
 
Los ministros Santiago Cafiero y Andrés Allamand buscaron limar asperezas. Pero queda pendiente el nuevo diferendo surgido sobre la delimitación en ambos paises de la nueva plataforma continental. Esta se superpone en aguas abajo de Tierra del Fuego y en una porción de la Antártida.
 
Como ya ha expresado este diaro, parte de los problemas en la política exterior argentina tienen que ver con su doble uso del término “injerencia” en asuntos internos de otros países. Un principio del que ha hecho bandera ante la Organización de Estados Americanos, sobre todo en su enfrentamiento con el secretario general del organismo, Luis Almagro.
 
Por cierto, esa "intromisión inaceptable" en su país (textual de la cancillería chilena) en lo rechazaron en Santiago de los dos conflictos en los que se vio involucrado Bielsa.
 
- En su momento también invocó ese principio el ex presidente de Ecuador Lenin Moreno cuando Alberto Fernández lo acusó de traicionar al ex mandatario Rafael Correa, cuyo delfín político, el ex candidato  Andres Arauz fue recibido en Buenos Aires por el presidente y la videpresidenta Cristina Kircher. Y rechazó dichos de Fernández por Twitter el presidente de Colombia, Ivan Duque. Es que el mandatario argentino criticó las represión de unas manifestaciones en Colombia cuando aquí callaban las del chavismo en Venezuela.
 
- En su campaña electoral Fernández desató la furia de Bolsonaro por visitar a Lula da Silva en la cárcel. Siendo presidente, encabezó la campaña por el “Lula Libre” que, independientemente de las razones judiciales del líder del PT, son temas de Brasil. Lo mismo que Bielsa acaba de hacer Ricardo Alfonsín en la embajada en España al recibir a Lula da Silva y hablar mal de Bolsonaro.
 
- Con Paraguay casi no hay vinculo desde que el Ejercito mató a unas nenas en un enfrentamiento con la guerrilla. Argentina lo convirtió en una cuestión de Estado y enfrió la relación.  
 
- El caso Bolivia también es de alta importancia. Fernández como candidato condenó como Golpe de Estado la salida de Evo Morales de Bolivia en aquel octubre de 2019 cuando la oposición vecina se lanzó contra el ex presidente por los manejos para re re elegirse. Pero siendo presidente, Fernández empujó desde Argentina la vuelta del Movimiento al Socialismo al poder. Esta vez de la mano del hoy presidente Luis Arce. 
 
- Con Uruguay la cuestión no es menos  delicada porque las heridas están abiertas.  Alberto F quiso que el Frente Amplio gobernara el país vecino pero el triunfo se lo llevó Luis Lacalle Pou.
 
Ambos intentaron un buen vínculo. Se pelearon este año cuando el uruguayo reclamó que le permitieran firmar acuerdos de libre comercio con o sin acuerdo de los socios del Mercosur. Siendo presidente pro tempore del mismo entonces, Fernández le respondió que abandonara “el barco” si así lo deseaba.
 
El canciller Santiago Cafiero y el embajador Daniel Scioli lograron una extraña sociedad con Itamaraty. Los dos grandes socios acordaron bajar a sus propios ritmos la baja del arancel externo del bloque, pero ignoran el reclamo de Montevideo de ir a TLC por fuera del bloque y sobre todo con China. Ese "tole tole" resurgirá para la cumbre del Mercosur de diciembre. 
 
 
Fuente: Clarín
 
 
El Gobierno acumula conflictos con vecinos y aliados internacionales que alteran la política exterior
 
Israel, Colombia, Brasil, Uruguay y los Estados Unidos, ejes de controversias políticas e ideológicas
1 de junio de 2021
 
 
ESTEBAN COLLAZO
 
Israel esta semana, Colombia la anterior. Brasil y Uruguay como ejes de disidencias regionales permanentes; Estados Unidos y Gran Bretaña como muestras de oscilantes variaciones, entre el diálogo y la rispidez. Algún tropiezo incluso con aliados incondicionales, como Rusia y México, de quienes dependen en parte la provisión de vacunas contra el coronavirus.
 
El gobierno de Alberto Fernández acumula, desde el comienzo de su mandato, una serie de conflictos con distintos países, algunos de los cuales son protagonistas de negociaciones del país para resolver sus crónicos problemas de endeudamiento. Más allá de las disidencias de tipo ideológico, desde la oposición hablan de una política exterior “no sólo errática sino también poco inteligente” que derrumba puentes con eventuales aliados estratégicos, en consonancia con las consignas del kirchnerismo duro que responde, sin medias tintas, a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
 
Israel, del amor al desencuentro
 
En una decisión sorpresiva, Alberto Fernández eligió a Israel como primer destino internacional de su mandato, a fines de enero de 2020. Poco a poco, la fraternidad se transformó en distancia, y así llegaron la declaración de la Cancillería que consideró “desproporcionada” la respuesta de Israel ante las protestas por los desalojos de familias palestinas de sus hogares en los barrios de Sheikh Jarrah y Silwan, previas a los misiles lanzados por el grupo terrorista Hamas; y el voto en favor de una investigación sobre supuestos crímenes de guerra a propuesta de los países árabes en Naciones Unidas.
 
“Hacemos lo que hace (Michelle) Bachelet”, contestaron en Cancillería en relación a la expresidenta chilena, que recomendó la investigación sobre Israel y al grupo palestino financiado por Irán que atacó a población civil israelí con más de 4000 misiles. “Es inaceptable”, dijo el secretario para Asuntos Latinoamericanos de la cancillería hebrea, Modi Ephraim, al embajador argentino Sergio Urribarri, a quien citó hoy para evidenciar su enojo con el apoyo argentino a esa resolución. Si bien se estima que el entredicho diplomático no escalará, Israel y su principal aliado mundial, Estados Unidos, tomaron nota de este voto, sobre todo en momentos en los que la Argentina busca aire para sus vencimientos de deuda con el Club de París y el FMI.
 
Benjamin Netanyahu le ofreció a Alberto Fernández la ayuda de científicos israelíes
AFP
 
 
Colombia, distancias infranqueables
 
Los graves conflictos sociales y políticos que vive Colombia dispararon una escalada diplomática entre el gobierno de Fernández y el de Iván Duque, un centroderechista que no goza de la simpatía de la Casa Rosada. “Es una interferencia arbitraria que busca polarizar”, contestó la cancillería colombiana a los dichos del propio Presidente, quien condenó la “violencia institucional” que se vive en ese país por la respuesta de la seguridad colombiana a las protestas de distintos grupos sociales y económicos del país caribeño. La deportación del dirigente social hipercristinista Juan Grabois, que integraba una delegación cuyo objetivo era “denunciar” la “feroz represión” y presuntas violaciones a los derechos humanos en ese país, motivó un nuevo contrapunto entre la Cancillería argentina-que lo defendió´-y la de Duque, que adujo problemas con su pasaporte para justificar la prohibición de su entrada.
 
Bolsonaro, un socio incómodo
 
Los esfuerzos del embajador en Brasil, Daniel Scioli, por acercar a las partes no terminan de alcanzar: Fernández y Bolsonaro-que nunca se reunieron en vivo y en directo-no disimulan sus diferencias, y añoran tener otros interlocutores: a Fernández le gustaría un retorno de Luis Inacio Lula da Silva, y así lo hizo público, mientras Bolsonaro reitera cada vez que puede que la Argentina “se equivocó” al no permitir la reelección de Mauricio Macri.
 
La actual disidencia con el principal socio comercial del país pasa por el Arancel Externo Común del Mercosur, que Brasil intenta bajar todo lo que se pueda, a lo que Argentina se opone en defensa de industrias nacionales como automotores o textiles. Desde la Cancillería afirmaron que en la reunión de cancilleres, prevista para la semana que viene, las disidencias comenzarían a ceder, pero las diferencias de fondo continuarán de modo evidente.
 
Uruguay, con reparos
 
Del otro lado del río de La Plata, el gobierno de Luis Lacalle Pou insiste con la necesidad de “flexibilizar” el Mercosur y permitir acuerdos de sus países miembros con terceros países, sin un tratado que englobe a sus cuatro socios.
 
La sobremesa informal de Lacalle Pou, Fernández, Francisco Bustillo y Alberto Iribarne, ayer, en la estancia Anchorena
 
Aliado de Brasil en la pelea para bajar los aranceles, Lacalle Pou tiene, según la cancillería argentina, una postura “ideologizada” que no contribuye a lograr acuerdos, como cuando habló de “lastre” en la reunión del Mercosur y su socio argentino lo “invitó” a “abandonar el barco” común. Lo paradójico es que desde Uruguay aseguran exactamente lo mismo, en referencia a la actitud “proteccionista” que adjudican al gobierno argentino, que cada vez que puede homenajea al antecesor de Lacalle Pou, el frenteamplista José “Pepe” Mujica.
 
Estados Unidos, aliado con condiciones
 
La relación con los Estados Unidos, principal accionista del Fondo Monetario Internacional (FMI), pasa por un momento de vaivenes e inestabilidad. El diálogo se mantiene, pero el voto de Argentina en la ONU y, sobre todo, sus posturas en defensa del régimen chavista de Venezuela, encienden las alarmas en la principal potencia mundial. El retiro de la Argentina en la demanda ante la Corte Penal Internacional por los crímenes en Venezuela, efectivizados luego de su retiro del Grupo de Lima, contradice la búsqueda de Washington de “socios comprometidos por la democracia” en ese país y fue eje de quejas reservadas del gobierno norteamericano, que sigue reclamando un “plan económico consistente” a la Argentina como requisito para resolver su deuda, como lo expresaron fuentes de la embajada de ese país en Buenos Aires a LA NACION, la semana pasada. Desde la Cancillería prefieren puntualizar que la semana pasada la embajadora norteamericana en Naciones Unidas Linda Thomas-Greenfield agradeció, en presencia del canciller Felipe Solá, los “continuos esfuerzos por la estabilidad regional y los derechos humanos” en Venezuela y Bolivia.
 
Gran Bretaña, frialdad con el estigma Malvinas
 
El embajador británico en el país, Mark Kent, regresa a su país en los próximos días luego de cumplir con su misión diplomática. Sus recientes encuentros con la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y de Educación, Nicolás Trotta, fueron verdaderas “islas” en un contexto de frialdad del Poder Ejecutivo apenas disimulada. La decisión de “incomodar” a Gran Bretaña y diferenciarse así de la política de Cambiemos; la denuncia de sus ejercicios militares en la zona de conflicto como ocurriera el mes pasado y la idea de forzar una definición futura de organismos internacionales en su condena a la “ocupación” británica de las islas Malvinas conviven con acuerdos puntuales como el de identificación de restos de soldados fallecidos en la guerra de 1982 a través de la Cruz Roja Internacional. Nada indica que el vínculo pueda mejorar en lo inmediato.
 
Algunas disidencias públicas con el México de su férreo aliado Andrés Manuel López Obrador, primera visita internacional de Fernández luego de ganar la presidencia, parecen haber quedado en el olvido por su postura común en la lucha contra el coronavirus. Las peleas verbales con Suecia y Chile por los números de casos y muertes que el Presidente exhibiera durante el inicio de la pandemia, las diferencias con el Papa Francisco por la despenalización del aborto durante su reciente gira europea y la queja de Japón, principal acreedor del Club de París, por los pagos ya efectuados a China, también forman parte de la colección de conflictos afrontados por la actual gestión, en su controvertida y muchas veces contradictoria relación con el mundo.
 
 
Fuente: LA NACION
 Por Jaime Rosemberg
1 de junio de 2021
 
https://www.cronista.com/economia-politica/los-7-frentes-de-conflicto-que-desato-alberto-mas-alla-de-la-oposicion/