Milei y el Mercosur: Un impulso hacia el Tratado de Libre Comercio

 

La historia del TLC entre el Mercosur y EE.UU. se remonta a junio de 1991, cuando, apenas tres meses después de la firma del Tratado de Asunción que dio nacimiento al Mercosur, los presidentes George Bush de EE.UU. y Fernando Collor de Mello de Brasil se reunieron en la Casa Blanca. En esa ocasión, firmaron el “Rose Garden Agreement”, que sentó las bases para el lanzamiento de un TLC conocido como “4+1”, que involucraba a los cuatro países miembros del Mercosur más Estados Unidos.

 

Sin embargo, este primer intento fue solo el comienzo de una serie de esfuerzos infructuosos. En 2001, los cancilleres del Mercosur se reunieron nuevamente en Washington, esta vez con el secretario de Comercio Exterior estadounidense, Robert Zoellick, para relanzar una idea que ya tenía diez años de antigüedad. A pesar de estos esfuerzos, las negociaciones no lograron avanzar de manera significativa.

 

En agosto de 2019, el entonces presidente brasileño Jair Bolsonaro también hizo referencia a este tema durante su encuentro con el presidente Donald Trump, reiterando el interés por un acuerdo que había estado pendiente durante los últimos 20 años. A pesar de estas diversas iniciativas, el Mercosur ha priorizado, con mucha lentitud, el TLC con la Unión Europea, cuyo acuerdo marco fue negociado en Bruselas y suscrito en Madrid en 1995. Este acuerdo finalmente se cerró hace apenas tres meses y actualmente está en proceso de ratificación por el Consejo y el Parlamento Europeo.

 

El escenario actual ofrece una oportunidad única para Javier Milei, quien ha propuesto la idea de firmar un TLC entre Argentina y EE.UU. Durante una reciente conferencia de prensa, Milei afirmó que esta propuesta podría tener una buena recepción en Washington, ya que Donald Trump expresó que “vería con agrado considerarla”. Esta afirmación, aunque anecdótica, señala un interés que podría ser el impulso necesario para avanzar.

 

La presidencia pro tempore de Milei en el Mercosur le brinda la plataforma ideal para plantear a sus socios regionales la posibilidad de retomar las intenciones recíprocamente expresadas en el ámbito del comercio durante los últimos 34 años. Este objetivo sería mucho más atractivo para EE.UU., dado que el Mercosur representa un territorio de más de 12 millones de kilómetros cuadrados, con una población de 300 millones de habitantes y un PIB superior a los 3 billones de dólares.

 

Es crucial señalar que, si se decide avanzar en esta dirección, no sería necesario disolver el Mercosur. De acuerdo con tratados internacionales, los países miembros no pueden negociar individualmente, lo que significa que el bloque podría seguir existiendo mientras se buscan nuevas oportunidades comerciales. Además, esta maniobra no anularía la negociación que ya lleva 25 años con la Unión Europea; si el Mercosur desapareciera, esa negociación simplemente dejaría de existir por la eliminación de uno de los interlocutores.

 

En un momento de confusión e incertidumbre internacional, retomar la negociación de un TLC entre EE.UU. y el Mercosur sería una muy buena noticia. Este acuerdo podría ofrecer a los países del bloque la oportunidad de diversificar sus mercados y reducir su dependencia de economías individuales. También podría ser un factor estabilizador en un entorno marcado por el resurgimiento de nacionalismos proteccionistas y tensiones comerciales globales.

 

En conclusión, con el liderazgo de Javier Milei y el contexto favorable que se presenta, el Mercosur tiene la ocasión de reavivar una negociación que ha sido un sueño durante más de tres décadas. La posibilidad de construir un puente comercial con EE.UU. no solo beneficiaría a Argentina, sino que también podría transformar las dinámicas comerciales en toda América del Sur, estableciendo un modelo de cooperación que podría ser replicado en otras regiones del mundo.

 

Redacción con información de Infobae