China lanza un ambicioso plan para fortalecer su influencia en América Latina
A través de un acuerdo con la CELAC, China establece cinco ejes de cooperación para consolidar su presencia en la región, generando preocupaciones sobre la soberanÃa y la influencia de Estados Unidos

En un movimiento estratégico que busca consolidar su influencia en América Latina y el Caribe, el presidente chino, Xi Jinping, presentó un plan de acción conjunto durante la reunión ministerial del Foro China-CELAC en Beijing, que se extenderá desde 2025 hasta 2027. Este acuerdo, que incluye cinco pilares de cooperación, ha suscitado inquietudes sobre la autonomía de los países latinoamericanos y la respuesta de Estados Unidos ante el creciente papel de Beijing en la región.
La nueva estrategia se articula en torno a los conceptos de Solidaridad, Desarrollo, Civilización, Paz y Conectividad entre Pueblos, y marca un esfuerzo sin precedentes por parte de China para institucionalizar su presencia en el hemisferio occidental. Según un análisis de Leeland Lazarus en la revista Americas Quarterly, esta iniciativa se produce en un contexto donde la reducción de la ayuda estadounidense ha facilitado el avance chino, haciendo que Beijing se convierta en el principal socio comercial de Sudamérica, con un intercambio que alcanzó los 518.000 millones de dólares el año pasado.
El pilar de Solidaridad busca fortalecer los lazos políticos entre China y los países de la CELAC, invitando anualmente a 300 funcionarios de partidos políticos a Beijing para crear redes de contacto que puedan mitigar la volatilidad electoral en la región. Esta estrategia tiene como objetivo construir resiliencia política ante los cambios de gobierno, especialmente en países como México, Brasil y Colombia, que han mostrado mayor apertura hacia Beijing.
En el ámbito económico, el pilar de Desarrollo contempla una línea de crédito de 9.000 millones de dólares destinada a infraestructura, reducción de la pobreza y transformación digital. Se ofrecen 300 oportunidades de capacitación técnica y 300 proyectos locales de asistencia, además de fomentar el uso de instrumentos financieros como los "Panda Bonds", que facilitan las transacciones en yuanes. Con el fin de reforzar sus reservas, Argentina ha establecido un swap de divisas con China de 5.000 millones de dólares.
El plan también incluye la construcción de “puertos amigos”, lo que busca atenuar las preocupaciones sobre el control chino de infraestructuras estratégicas. Sin embargo, estas inversiones han generado inquietudes sobre el posible uso de activos comerciales para fines militares o de inteligencia, dado el creciente interés de China en la infraestructura de transporte de doble uso.
El pilar de Paz, enmarcado en la Iniciativa de Seguridad Global de China, se centra en la ciberseguridad y la lucha contra el crimen transnacional, proponiendo la creación de un mecanismo de enlace entre equipos nacionales de respuesta a emergencias informáticas. Esta medida podría otorgar a las autoridades chinas acceso a redes de intercambio de amenazas digitales en América Latina, lo que plantea riesgos significativos para la seguridad nacional de los países de la región.
El componente de Civilización refuerza la estrategia de poder blando de China, promoviendo intercambios culturales, festivales y la enseñanza del idioma chino. Se ofrecerán 500 becas internacionales y 1.000 plazas de intercambio para estudiantes de la CELAC, buscando difundir narrativas favorables a China y moldear la opinión pública en la región.
Por último, el pilar de Conectividad entre Pueblos busca fomentar la proyección de China a nivel municipal y comunitario, organizando foros locales y encuentros deportivos que fortalezcan la influencia de Beijing desde la base.
La combinación de estos cinco pilares configura una estrategia sofisticada que plantea interrogantes sobre la autonomía y la resiliencia de los países latinoamericanos ante una creciente dependencia de las inversiones y la influencia china. Mientras China busca posicionarse como un socio confiable en temas climáticos y de desarrollo, los riesgos asociados a la infraestructura estratégica, la ciberseguridad y la influencia cultural no pueden ser ignorados.
Para Estados Unidos, las implicaciones son evidentes. El Plan de Acción China-CELAC representa una hoja de ruta que busca insertar a Beijing en todos los ámbitos de la gobernanza, la economía y la sociedad del hemisferio occidental, desafiando la influencia histórica de Washington en la región. Según Americas Quarterly, si Estados Unidos y sus aliados desean mantener su credibilidad como socios en las Américas, deberán ofrecer alternativas claras en infraestructura, tecnología y educación que puedan competir con la visión china, de lo contrario, corren el riesgo de ceder la iniciativa a Beijing en un futuro próximo.
Redacción con información de Infobae