26 de Abril, 2024
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América

INACEPTABLE DEMORA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN PUENTE INTERNACIONAL

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PARAGUAY - Anuncios de este tipo ya se produjeron en el pasado y se daba como inminente el inicio de los trabajos. La obra tiene una larga historia de promesas de sucesivos mandatarios del vecino país, pero todas quedaron en la nada.
 
Recientemente, durante una visita del titular del MOPC, Ramón Jiménez Gaona, al Alto Paraná, y ante requerimiento de las autoridades locales sobre el esperado puente, el ministro respondió que “Brasil nos está jugando una mala pasada”.
 
Anunció un próximo viaje al Brasil para reunirse con el ministro de Transporte de ese país, Mauricio Quintella Lessa, a fin de recabar información sobre la demora en el comienzo de la obra, habida cuenta de que ya hace un año que debió iniciarse. Un rápido arranque de los trabajos puede levantar todas las dudas y sospechas que se ciernen sobre este inexplicablemente demorado proyecto.

EDITORIAL DE ABC COLOR
 
La semana pasada se anunció que el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables del Brasil dio luz verde para la construcción del segundo puente entre nuestros dos países, sobre el río Paraná. La falta de esa autorización supuestamente era uno de los obstáculos para el inicio del antiguo proyecto.
 
Anuncios de este tipo ya se produjeron en el pasado y se daba como inminente el inicio de los trabajos. Pero la obra tiene una larga historia, que vale la pena repasar. Ya en junio del 2003, en el inicio del gobierno de Nicanor Duarte Frutos, en una de las tantas Cumbres del Mercosur, realizada en el hotel del Yacht y Golf Club, el entonces presidente del Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, le dijo a su homólogo paraguayo: “Tenemos que inaugurar el segundo puente sobre el Paraná antes de que terminen nuestros mandatos”. Sin embargo, a pesar de la retórica diplomática de buena voluntad desgranada por los sucesivos gobiernos que se han turnado en el Brasil, la palabra brasileña de iniciar la construcción del nuevo puente entre las ciudades de Foz de Yguazú y Presidente Franco hasta ahora no pasa de promesa incumplida.
 
En realidad, el desventurado proyecto que se inserta no solo en el interés comercial bilateral, sino en los postulados de unión física y comercial entre los países signatarios del Mercosur, tiene una larga historia de sucesivas postergaciones, por diversos motivos que recurrentemente las autoridades brasileñas han sabido acomodar a como diera lugar con el paso del tiempo, con algunas contribuciones –más bien anecdóticas– por parte de los gobiernos paraguayos.
 
Los contratiempos para la construcción del puente de referencia –reales o inventados– se remontan a la hora prima de su lanzamiento. Así, ya en 1996, bajo el gobierno del presidente Juan Carlos Wasmosy, cuando todo parecía estar listo para la firma del pertinente convenio bilateral, se produjo la ruptura política –por intereses comerciales inherentes a la construcción del puente– entre el general Lino Oviedo, a la sazón comandante del Ejército, y el presidente de la República. Los senadores que respondían a los intereses de Oviedo bloquearon la ratificación de la nota reversal del acuerdo pertinente, y el proceso quedó trunco.
 
Durante el gobierno de facto de Luis Ángel González Macchi, este trató de reimpulsar el fallido acuerdo para la construcción del puente. Pero su propósito no prosperó. Todo quedó de nuevo en promesas por parte de las autoridades brasileñas.
 
Al respecto, hace pocos días el exministro de Obras Públicas y Comunicaciones de González Macchi, José Alberto “Icho” Planás, declaró al periodista Humberto Rubin que la verdadera razón del fracaso del Gobierno paraguayo en cuanto a concretar un acuerdo con su homólogo brasileño para la construcción del segundo puente le fue confidenciada por un alto funcionario del Ministerio de Hacienda de dicho país. “Al Brasil no le conviene la construcción de un segundo puente en Ciudad del Este. Con uno que existe, el Ministerio de Hacienda deja de recaudar US$ 12.000 millones por año debido a la sangría comercial que se produce a través del puente con el comercio informal y el contrabando de mercaderías desde dicho punto al Brasil”.
 
Así llegamos al gobierno de Fernando Lugo, quien, más que su antecesor Duarte Frutos, tenía afinidad ideológica con el presidente Lula da Silva para destrabar la renuencia política del Gobierno brasileño en iniciar la construcción del largamente postergado puente. Pese a que en ambos lados hubo gran alharaca para dar comienzo a la construcción del puente en el lado brasileño, y de los accesos de la cabecera del mismo con las rutas nacionales en el lado paraguayo, al final la promesa resultó nuevamente en el aire, y el presidente Lula entregó el gobierno a Dilma Rousseff sin haber colocado una sola estaca para el inicio de los trabajos de construcción del puente que se había comprometido a inaugurar durante su primer mandato.
 
El gobierno de Dilma siguió con la embustera cantinela de Lula. Pretexto tras pretexto, postergación tras postergación, por revisión de proyecto, por falta de recursos presupuestados, por controversias entre oferentes en la licitación, por cuestionamientos ambientales de las autoridades de la ciudad de Foz de Yguazú, etc., etc. Al final, fue defenestrada del cargo sin haber dado un paso a favor del inicio de la obra.
 
Bajo el gobierno de Horacio Cartes, tras un auspicioso inicio de conversaciones con el gobierno de Dilma Rousseff, y las reiteraciones de promesa por parte de las autoridades brasileñas de un pronto inicio de los trabajos de construcción, todo quedó de nuevo en la nada, como bajo el gobierno de Lula. Transcurridos tres años desde entonces, en el ámbito del Gobierno se vuelve a tocar el tema.
 
En días recientes, en ocasión de visitar obras viales en el este del país, el titular del MOPC, Ramón Jiménez Gaona, fue requerido por autoridades locales acerca del largamente esperado puente. “Brasil nos está jugando una mala pasada”, respondió el ministro de modo tajante en presencia del gobernador del Alto Paraná, parlamentarios e intendentes del departamento. Anunció que la próxima semana viajará al Brasil para reunirse con el ministro de Transporte de ese país, Mauricio Quintella Lessa, a fin de recabar información acerca de por qué hasta ahora no ha comenzado la obra, habida cuenta de que hace ya un año que debió haberse iniciado, conforme con lo convenido por ambos gobiernos.
 
Ante esta ominosa perspectiva, es de esperar que el ministro Jiménez Gaona en su viaje a Brasilia reclame con firmeza a las autoridades brasileñas el cumplimiento de lo pactado. Un rápido inicio de los trabajos puede levantar todas las dudas y sospechas que se ciernen sobre este inexplicablemente demorado proyecto.
 
Fuente: Agencias - abc color - Asunción - Paraguay