16 de Abril, 2024
Radio Mercosur
Política

Si la dictadura chilla es señal de que estamos avanzando

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El Gobierno de Nicolás Maduro decidió el viernes inhabilitarle políticamente por 15 años. Capriles, gobernador de Miranda, es uno de los más fuertes adversarios del presidente chavista y ha sido dos veces candidato a la presidencia de la República. La Contraloría General, en manos del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, impuso la medida político administrativa por un presunto desvío del presupuesto de la gobernación a cargo de Capriles, pero para el afectado no es más que la pretensión de Maduro de hacer una oposición a su medida.
 
Capriles ejercerá todos los recursos que tiene a mano en Venezuela para buscar revertir la decisión, y de no lograrlo acudirá a instancias internacionales apoyado en sus abogados. La inhabilitación limita sus funciones políticas por 15 años, por lo que no podrá ser candidato a la presidencia de la República, como se había dicho y como era su aspiración, hasta el año 2032.
 
«El Gobierno prepara el terreno para que cuando suelte las elecciones sea con el candidato que el Gobierno cree. Los políticos no podemos permitir que eso ocurra porque eso significa el final de la democracia. Ellos no eligieron el camino de meterme preso porque saben lo escandaloso que significa tener a dos líderes de la oposición presos, entonces eligieron el camino de la inhabilitación. Siempre han sacado mal las cuentas, se lo dije a Maduro cuando competimos por la presidencia de la República y después una vez en Miraflores, viéndolo a los ojos. Creo que todo lo que están haciendo está acelerando su fin», puntualizó Capriles en declaraciones a varios medios internacionales, entre ellos LA RAZÓN. El opositor añadió: «Si la dictadura chilla es señal de que estamos avanzando».
 
Después de conocerse la noticia sobre su inhabilitación, el líder de la Mesa de la Unidad Democrática tomó la decisión de declararse en campaña, pero no como candidato a algún puesto, sino como alguien que quiere recuperar a Venezuela y que irá a todos los rincones del país para «organizar el fin de la dictadura de Maduro».
 
Visiblemente afectado por la decisión en su contra, Capriles afirmó que no será Maduro el que decida que él se retire de la política, pues ahora tiene 45 años y la inhabilitación responde a que podría seguir ejerciendo política después de los 60 años. «Quieren sacar a los capitanes del barco, uno está preso (Leopoldo López) y al otro lo quieren sacar 15 años. Maduro no me retira, me retira el pueblo venezolano cuando quiera», sentenció.
 
Arropando a Capriles y bajo la consigna de «Elecciones ya, elecciones ya», miles de opositores se concentraron ayer en el municipio de Chacao, en Caracas, convocados por los líderes de la plataforma opositora Mesa Unidad Democrática (MUD). Una vez allí, decidieron moverse hacia el centro de la ciudad con destino a la Defensoría del Pueblo, pero no pudieron llegar.
 
David García, de 24 años de edad, salió a la calle porque considera que como joven tiene la oportunidad de transformar el país. «Aquí tiene que haber un cambio, cada día hay más pobreza, más hambre y los jóvenes no tenemos futuro. Los únicos que están bien son los del Gobierno porque viven de la corrupción», dijo. «El Gobierno reprime brutalmente a un pueblo que lo que busca es exigir sus derechos», denunció el diputado Jorge Millán durante la marcha.
 
El alcalde de El Hatillo y dirigente de Voluntad Popular, David Smolansky, afirmó que Venezuela se desbordó de ciudadanos exigiendo un cambio. «Hay protestas en todo el territorio nacional: en Maracay, Maracaibo, Valencia, Mérida, Táchira, Puerto La cruz y en otros sitios. Señor Nicolás Maduro, usted tiene los días contados en el Palacio de Miraflores porque va a ser el pueblo el que lo va a sacar», señaló.
 
Por tercera vez en esta semana, la manifestación fue reprimida por la Guardia Nacional Bolivariana y por la Policía Nacional Bolivariana, que desplegaron grandes contingentes en Plaza Venezuela, Sabana Grande y la Avenida Libertador para impedir el paso del conglomerado de opositores. Se valieron de gases lacrimógenos, perdigones y de piquetes para dispersar a la gente que estaba protestando. Un grupo de jóvenes devolvían a los cuerpos de seguridad los cartuchos de gases y respondían con palos, botellas y piedras a la refriega. 
 
No obstante, y a diferencia de las otras dos jornadas anteriores, los manifestantes se dividieron en grupos: una parte tomó la autopista, otra decidió encarar a los cuerpos de seguridad y varios de los diputados y líderes de la oposición avanzaron por caminos verdes con la intención de llegar a la Defensoría del Pueblo. Al cierre de esta edición no había registro de personas heridas ni detenidas durante la manifestación, aunque sí una gran cantidad de marchistas con afecciones respiratorias. Al mismo tiempo, pero en otro punto de Caracas, los seguidores del Gobierno se han concentrado para «defender la Constitución», atendiendo así a la convocatoria oficialista.
 
 
 Fuente: LA RAZÓN – ESPAÑA -   Gabriela Pereira.  Caracas.