19 de Marzo, 2024
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TRUMP Y LOS MILITARES REBELDES DE VENEZUELA

El Gobierno de Trump se reunió con militares rebeldes de Venezuela para discutir un posible golpe de Estado

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CARACAS / WASHINGTON - Venezuela vive una situación extrema. La economía está arruinada, hay escasez de alimentos y medicinas y miles de personas están intentando abandonar el país para empezar de nuevo en Brasil, Colombia o Ecuador.
Las políticas autoritarias de Nicolás Maduro también le han dejado en una posición de aislamiento en la región y los opositores llevan tiempo pensando en cómo desalojar al presidente del poder, pero varios militares fueron un poco más allá y planearon un golpe de Estado. La propuesta era tan seria que incluso llegaron a reunirse en varias ocasiones con algún miembro del Gobierno de Donald Trump, tal y como cuenta en exclusiva el New York Times.
 
Los encuentros se produjeron entre el otoño de 2017 y principios de este 2018 y los golpistas pidieron a los estadounidenses apoyo logístico, concretamente radios cifradas con las que poder comunicarse de forma segura y así establecer un Gobierno de transición que estaría encabezado por el Ejército hasta convocar elecciones. Ya durante el mandato de Obama, los supuestos golpistas habían intentado contactar con Estados Unidos, aunque en esa ocasión no tuvieron éxito.
 
Sin embargo, el Ejecutivo de Trump sí que decidió escuchar los planes, aunque finalmente desestimaron participar en la hipotética asonada. Estas informaciones se basan en los testimonios de 11 cargos actuales y pasados del Gobierno de Estados Unidos que conocían las conversaciones y un alto mando militar venezolano que estaba entre los golpistas.
 
El plan inicial se remonta al verano de 2017 cuando Maduro dejó sin poder al Parlamento venezolano y lo sustituyó por la Asamblea Nacional Constituyente. Finalmente el golpe de Estado fue pospuesto ante el temor de provocar una masacre en las calles.
 
La nueva fecha elegida fue marzo de 2018, pero el proyecto se filtró y ante el temor de las represalias se decidió que se haría durante las elecciones del 20 de mayo, donde el presidente fue reelegido, pero volvieron a arreciar los rumores de que se estaba preparando la asonada y tuvieron que volver a cancelar su plan, aunque no hay pruebas de que Maduro supiera qué estaba pasando.
 
Todos los complots tenían como objetivo detener al presidente y a algunos de los miembros principales del Gobierno al mismo tiempo. La idea era que cuando estas personas estuvieran bajo custodia, nadie se opondría al nuevo poder autoestablecido.
 
Fueron varias las reuniones con los diplomáticos estadounidenses, pero en ninguna de ellas lograron alguna promesa de Estados Unidos de ayuda o apoyo, aunque los venezolanos golpistas valoraron estos encuentros como una aprobación tácita a sus planes.
 
En este sentido, el Gobierno de Trump quiso ser muy cuidadoso debido a la mala fama que tiene su país en la región. Durante décadas Estados Unidos apoyó y financió numerosos golpes de Estado en países como Chile, Cuba, Brasil o Nicaragua, por lo que cualquier intervención en Venezuela actualmente podía provocar un cambio de rumbo en la región.
 
Desde hace tiempo Maduro justifica su autoritarismo diciendo que los imperialistas de Washington quieren destituirle y participar activamente en una asonada sería demostrar que el presidente tenía razón, arreciando las críticas internacionales.
 
Lo que sí que ha hecho Estados Unidos ha sido aumentar las sanciones sobre Venezuela. Trump prohibió en mayo a los ciudadanos estadounidenses comprar activos estatales del país para redoblar la presión económica.
 
El futuro del país venezolano sigue siendo una incógnita, aunque parece que Maduro ha salvado de momento otra bola caliente. Saber qué va a pasar es casi imposible.
 
 
 
Fuente: Yahoo Noticias - Javier Taeño
10-09-2018