28 de Marzo, 2024
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América

El hambre castiga fuertemente al granero del mundo

La Argentina es el país de América del Sur donde más aumentó la inseguridad alimentaria en los últimos 5 años

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Según el último informe de la FAO, el 37% de los argentinos está en esa situación y el 3,7% directamente pasa hambre. Entrevista exclusiva de TN al director regional de la organización.
 
Las cifras a nivel global son alarmantes y no hacen más que empeorar con el paso de los años. En lo que significa uno de los más duros diagnósticos que planteó la Food and Agriculture Organization (FAO) en los últimos años, hay 828 millones de personas que sufren hambre en el mundo. Marca un aumento de 46 millones desde 2020.
 
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En una situación de menor gravedad, pero con mucha vulnerabilidad, 2.309 millones de personas viven con inseguridad alimentaria grave o moderada, lo que representa a un 29% de la población mundial. Al mismo tiempo, 924 millones viven con inseguridad alimentaria grave, un 11,7% los habitantes a nivel global.
 
Dentro de este lapidario informe presentado por la organización de las Naciones Unidas encargada de la alimentación y la agricultura, la Argentina muestra uno de los peores índices dentro de América del Sur, la región del mundo donde más creció el hambre. Casi se duplicó la población en esta situación desde 2015.
 
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Según el último informe SOFI de la FAO que analiza los índices desde 2019 a 2021, la Argentina fue el país de la región con el mayor aumento de la población con inseguridad alimentaria. Alcanza a un 37% de la población en total, mientras que en el período de 2014 a 2016 representaba a un 19,2%, 17,8 puntos menos.
 
En este contexto sumamente adverso, según el relevamiento, el 3,7% de los argentinos sufre hambre. Los países de América del Sur que presentan los peores índices en este segmento son Ecuador (15,4%), Bolivia (13,9%) y Paraguay (8,7%). Todos ellos presentaron una baja en la cantidad de habitantes con hambre. Por lo tanto, en la Argentina 4 de cada 10 personas sufren hambre o inseguridad alimentaria.
La FAO considera que una persona pasa “hambre” cuando la falta de alimento se transforma en algo regular y genera sensación física incómoda o dolorosa. Mientras que por “inseguridad alimentaria grave” se entiende cuando una persona se queda sin alimentos y no comió durante todo un día varias veces en el año.
 
Inseguridad alimentaria en América Latina
 
Hay otros índices relacionados a la alimentación que preocupan y mucho: la obesidad afecta a 106 millones de personas en la región; 3,9% millones de niños y niñas menores de 5 años viven con sobrepeso; América Latina tiene el costo más alto de una dieta saludable en el mundo. En una entrevista exclusiva con TN, Mario Lubetkin, nuevo representante regional de la FAO, repasó estos puntos.
 
- ¿Cómo describiría la situación actual del hambre en América Latina?
- La región no se distingue de una tendencia global negativa con aumento de los niveles de hambre, una tendencia que se viene sosteniendo en forma permanente en los últimos cinco años. Son números muy importantes, pero que representa la complejidad del fenómeno y cómo avanza rápidamente.
 
 
- ¿Cómo pensar una solución?
- La suma de todos los elementos negativos demuestra que no se trata de hacer una corrección, sino un cambio sustancial para dar una sostenibilidad diferente a la estrategia de asegurar la alimentación o la seguridad alimentaria. Consideramos que la transformación de los sistemas agroalimentarios es la clave, pero mirando a largo. No basta con las medidas de urgencia o acciones sociales, que hay que hacerlas porque la gente se muere de hambre.
- ¿Cómo afecta el cambio climático estas estrategias?
- Se trata de que el cambio climático no las afecte. Que haya una adaptación de las tierras como para que los efectos meteorológicos no destrocen o para que los efectos del desarrollo agrario y ganadero tenga una lógica de sostenibilidad.
 
Reportaje a Mario Lubetkin, representante regional de la FAO
 
- ¿Faltan políticas medioambientales?
- Hay un desafío para afrontar el escenario medioambiental, sobre todo para proteger el país de las transformaciones climáticas.
- ¿Es necesario incorporar nuevos actores?
- Sí, se trata de incorporar otros actores que quizá antes no estaban tan comprometidos. Hay que sumar al sector privado en este esfuerzo. También a la sociedad civil, el conocimiento de las universidades, de los institutos técnicos y eso es un aspecto que para mí es muy importante. Todos los actores tienen que jugar, es un partido para muchos actores.
 
 
Proyecciones adversas en un escenario muy complejo
La crisis alimentaria empeoró desde el inicio de la pandemia y se siguió agravando en los últimos meses producto del crecimiento de las desigualdades, la inflación global, la falta de acceso a elementos esenciales y la guerra en Ucrania.
El nuevo informe presentado por la FAO señala que, del total de personas con hambre en 2021 (823 millones), más de la mitad vive en Asia (425 millones), un tercio en África (278 millones), mientras que América Latina y el Caribe concentra el 7,4 % de quienes sufren hambre a nivel mundial.
Las previsiones tampoco son alentadoras. Los especialistas apuntan a que cerca de 670 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030, es decir, el 8% de la población mundial. Mientras, situaciones como la guerra en Ucrania o la inestabilidad en África y Medio Oriente parecen lejos de solucionarse, tal como comparte Mario Lubetkin, nuevo representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
- ¿Cómo afectó la guerra en Ucrania a esta crisis actual?
- Si bien tuvo componentes importantes, no es sólo el conflicto bélico lo que afectó la seguridad alimentaria. Es un componente más dentro de varios escenarios. Con respecto a Ucrania se ven afectados dos países líderes en la producción de fertilizantes y de trigo, que para algunos es absolutamente fundamental. Pero hay otros conflictos que han determinado millones de personas con hambre, con pobreza: Afganistán, Yemen, Sudán del Sur, Somalia, entre otros.
 
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- ¿La guerra también generó una oportunidad para la región?
- Hay que darse tiempo. Los análisis de tendencia no son inmediatos. Ni bien empezó la guerra muchos nos pedían información. Las primeras tendencias las publicamos hacia fines de marzo y daban un aumento del 12% en el alimento. Varios interlocutores pensaban que todo iba a ser un desastre, pero ahora los precios empezaron a ir para abajo de nuevo gracias a los acuerdos. Hay que darle tiempo, esa respuesta va a estar al inicio del año que viene.
- ¿Estamos en la situación más grave de las últimas décadas?
- Sin duda es muy grave. En la calificación del más o menos grave hay que hacer un estudio de muchísimos años, pero sin duda es muy grave y es suficientemente grave para generar un sacudimiento en los gobernantes, en los actores privados y en la sociedad civil para pensar y generar un esfuerzo mucho más mancomunado para adaptar las acciones a la nueva realidad.
- ¿Qué podemos esperar de aquí en adelante?
- La comunidad internacional en 2015 se puso el objetivo de eliminar la pobreza y llevar al hambre cero para 2030. Hoy estamos lejísimo de ese objetivo. Si lo pensamos globalmente, estamos hablando de 828 millones de personas que pasan hambre a nivel global. Nuestros estudios dan que, si hay desarrollo económico básico, en el 2030 va a haber 640 millones de personas que pasen hambre. Eso significaría que estaríamos en la misma situación que en 2015.
 
Fuente: TN  -  Por Gonzalo Bañez